Federico García Lorca: Poeta y profeta



Publicado: 19/08/2017 07:47 AM

Un día de junio del año 2007, fui invitado a dictar un seminario sobre la situación de los Derechos Humanos en Latino América y el Caribe. Por hospedaje nos dieron, a mí y a mi hijo Alejandro, una habitación en la Residencia de Estudiantes de Madrid. Pasado los días de trabajo, recorrí en su compañía los recintos de ese histórico lugar y encontramos un piano de cola solitario en un gran salón. Sin saber, me puse a digitar aquellas lecciones que de joven recibí. Sorpresivamente se encendieron las alarmas de seguridad y apareció una amable dama (la directora de la residencia) seguida de  los vigilantes custodios del recinto universitario. Me pidieron no ejecutar música en ese  instrumento de teclado, pues el mismo perteneció a Federico García Lorca y su uso estaba prohibido. Me comento la gentil directora, que  desde su fusilamiento, el piano entro en trance de silencio en señal de luto eterno. Era por supuesto más bien una medida de respeto póstumo que, las autoridades y amigos de Lorca, habían decretado después de la fatal delación, detención y posterior fusilamiento.

La muerte de Lorca partió en dos el alma de España, fue el anunció del genocidio que estaba por venir, fue el abrebocas de una galería de fusilamientos y juicios sumarios que enmudeció a todas las buenas voces de esa hermana república también desaparecida.  1.936 -1.939 fueron los tres  ciclos solares más nefastos que España haya sufrido. En este saldo de casi un millón de desaparecidos, torturados y degradados hasta la muerte; y desterrados, contaron también las muertes  de Antonio Machado y Manuel Hernández.

“El Arte por encima de todo” así lo expresó en un momento el artista andaluz Federico García Lorca, al que  recordamos por conmemorarse, el próximo 18 de agosto, los 81 años de su fusilamiento en la oscuridad de un campo andaluz.

Nace en Fuente Vaqueros, provincia de Granada, España, el 5 de junio de 1.898, hijo de Federico García Rodríguez y Vicenta Lorca Romero. La influencia de su región natal, se encuentra en toda su obra.

Su padre fue hacendado, que hizo fortuna en el boom de la  industria del azúcar. García Lorca,  fue en principio educado en leyes, literatura y composición, y también como como pianista. Luego motu proprio decidió ser actor, poeta, prosista, escritor, dramaturgo, productor y director de teatro. Fue formado en la Universidad de Granada en 1.914, en la cual fue alumno del profesor Martín Domínguez Berrueta, persona con la que emprendió viaje por varias ciudades de España, hecho que hizo despertar su vocación como escritor y así publicar su primer libro en prosa, titulado “Impresiones y paisajes” en 1.918.  Hizo suya la misión de  agrupar en sus obras, las farsas, las comedias, las tragedias y dramas enfocados al realismo político e inspirándose en el amor, la adolescencia, la infancia y la muerte.

«El teatro es uno de los más expresivos y útiles instrumentos para la educación de un país y el barómetro que marca su grandeza o su descenso. Un teatro sensible y bien orientado en todas sus ramas, desde la tragedia al vodevil, puede cambiar en pocos años la sensibilidad de un pueblo; y un teatro destrozado, donde las pezuñas sustituyen a las alas, puede achabacanar a una nación entera. El teatro es una escuela de llanto y de risa y una tribuna libre donde los hombres pueden poner en evidencia morales viejas o equivocadas y explicar con ejemplos vivos normas eternas del corazón y el sentimiento del hombre». Palabras de Federico García Lorca en el Teatro Español de Madrid.

Después de su muerte, su amigo, Pablo Neruda dijo en Paris en una conferencia a comienzos de 1937:

Federico García Lorca “era popular como una guitarra, alegre, melancólico, profundo y claro como un niño, como un pueblo. Si se hubiera buscado difícilmente paso a paso por todos los rincones a quien sacrificar COMO SE SACRIFICA UN SÍMBOLO no hubiera hallado lo popular español, en velocidad y profundidad, en nada ni en nadie, como este ser escogido. Lo han escogido bien quienes AL FUSILARLO HAN QUERIDO DISPARAR AL CORAZÓN DE SU PUEBLO. Lo han escogido para doblegar y martirizar a España, agotarla en su perfume más rápido, quebrarla en su respiración más vehemente cortar su fibra más indestructible”[1]

“… Nunca he visto reunidos como en él la gracia y el genio. El corazón alado y la cascada cristalina. Federico García Lorca era el duende derrochador de alegría centrífuga que recogía en su seno e irradiaba como un planeta la felicidad de vivir… ERA UNA ESPECIE DE RESUMEN DE ESPAÑA, del florecimiento popular; un producto arábigo-andaluz que iluminaba y perfumaba todo un jazminero, toda la esencia de aquella España republicana hoy fallecida”

En 1928, García Lorca, fundaría la revista Gallo y un  año después su maestro Fernando de los Ríos lo convida a viajar a Nueva York, donde permanece unos cuantos meses como estudiante de la Universidad de  Columbia.

El joven García Lorca, en Nueva York, fue testigo de excepción de la gran crisis financiera del 1929. En el escenario de la llamada GRAN DEPRESIÓN del 29, vió las palizas propinadas por  policías blancos supremacistas a los negros indigentes que padecían hambre. Vió las grandes colas de gente sin empleo pidiendo pan en la calle. Vió  magnates desafortunados lanzarse desde los rascacielos al precipicio del suicidio. Vió la brutalidad del capital contra el pueblo de a  pie norteamericano. Vivenció el joven poeta el cinismo de la gran trampa que significo la estafa financiera del libre mercado. Vió al climax especulativo de las bolsas de valores desplomarse como un gigante bíblico con pies de barro. García Lorca siente y padece el gran crack financiero del 29   y profetiza:

 “Estados Unidos es una civilización sin raíces , sin alma. Han levantado casas y rascacielos, pero NO HAN AHONDADO EN LA TIERRA, ni profundizado en el espíritu humano”.

Esto quedó plasmado en una página de su libro Poeta en Nueva York, publicado apenas en 1940 cuando se cumplían cuatro años del ignominioso acto de su fusilamiento, con una frase lapidaria sobre el imperio norteño:

 “Estados Unidos de Norte América es la esclavitud dolorosa del hombre y máquinas juntos”.

Para el poeta el hombre es reducido a una cosa, es minimizado a la expresión de una “máquina esclava”.

La II parte es de Los Negros, la  VIII Dos Odas y de la cual una es la apoteosis de lo inconmensurable, Oda a Walt Whitman, el poeta sin noches.

En su siguiente estación, el andaluz peregrino, llega a La Habana y la dedica a ese coloso de los estudios de la afro descendencia, Fernando Ortiz, ya que se había trasladado a La Habana en marzo de 1930 “donde exploró la cultura y la música cubana”. Es el primer contacto con Hispanoamérica  que profundizará en 1933  cuando arriba a Buenos Aires a disfrutar la fama con la representación de sus obras Bodas de sangre y Mariana Pineda. Da conferencias en diferentes centros culturales y surge su perdurable amistad con Pablo Neruda, el chileno universal, Juana de Ibarborou, la uruguaya que como el anterior llegarían a ser los primeros Premios Nobel de Suramérica, así como de Ricardo Molinari, Salvador Novo y Pablo Suero. Un año después regresó a España, no sin haber estado en Montevideo, Uruguay, donde escribió dos obras. Entonces en Madrid fue Secretario de su Maestro y Guía, el Ministro de Educación Fernando de los Ríos.

Esa es quizás la hora en que lo conoce el gran venezolano Rufino Blanco Fombona autor de El hombre de hierro, quién había notado en él:

“una condición tradicional y popular, el gran resorte de su calidad que en él se da el caso denunciador de que sus versos anduviesen primero en la boca de las gentes que en la páginas de sus libros”

“lo que había notado Rufino Blanco Fombona, quizás el primer crítico que descubrió en nuestro amigo la superior medida entre los líricos españoles de su tiempo”.[2]

Ante el mundo denunciaron los hombres libres de todos los continentes, la trágica muerte del poeta y el gran sevillano que fue Antonio Machado, militante en las filas republicanas lo contaría en El crimen fue en Granada.

“Se le vio caminando entre fusiles

por una calle larga

salir al campo frío

aun con estrellas, de la madrugada.

Mataron a Federico

cuando la luz asomaba

El pelotón de verdugos

no osó mirarle la cara.

Todos cerraron los ojos;

rezaron: ¡ni Dios lo salva!

Muerto cayó Federico

-sangre en la frente y plomo en las entrañas-

…Que fue en Granada el crimen

Sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada

Y aquello sucedió justamente el 19 de agosto de 1936, día de San Juan Eudes, el santo poeta, día de duelo universal ya que habían comenzado a asesinar a la España republicana y socialista.

[1] NERUDA, Pablo. Obras completas. Buenos Aires, 1970. P.

[2]  ITURRIA SAVON, Miguel. Literary criticism https://books.google.co-ve › books

ALEJANDRO CARRILLO GARCÍA [email protected]

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