Opinión: ¿Conoces a Almelina?



Publicado: 05/05/2017 07:17 PM

Almelina no es un nombre común en mi país, aquí somos más de María, Carmen, tal vez alguna Virginia pero no Almelina.

Esa mañana a eso de las 9 me enteré: Almelina, según me contaron, había ido a la panadería de la avenida como siempre. Luego de tratar de hacer algunas compras en medio del caos del centro de Caracas, Almelina trata de volver, tal vez para desayunar. Era 19 de abril, día de independencia, día de cabildos y rebeldía, de religiosos que si se colocaron del lado del pueblo ante la muy pesada bota de un imperio.

Y tal vez Almelina pensó en comer algo para pasar el día en casa, pues pregunté y no había salido a manifestar nada más que sus ganas de desayunar. Almelina, según me cuentan, tomó un cefecito negro, ya saben que es difícil hallarlo para hacerlo en casa pero en las panaderías siempre hay, y trató de volver pero no contaba con una inmensa cantidad de gente que vendría camino al centro para celebrar la libertad.

En ese minuto Almelina mira a un lado y al otro, mira la hora en el viejo reloj del portugués de la panadería y piensa en algunas tareas pendientes. La multitud entra y sale, grita, pide café… Y Almelina, con su particular nombre espera. De pronto un claro en la marcha y piensa: Es momento de salir. Ve al cielo y se decide.

Almelina Carillo esa mañana dio sus últimos pasos por las calles de Caracas, a sus 47 años nunca pensó que un nuevo tipo de arma la haría eterna en mi memoria. Alguien creyó que llenando una botella con agua, congelándola y lanzándola desde sus ventanas en los edificios contribuiría a acabar con un Gobierno, alguien pensó que Freddy de verdad tiene razón cuando habla de lucha asimétrica contra una supuesta dictadura, ese alguien de seguro sabe lo que pasó y sigue escondido bajo los gritos y las faldas de una tal María Corina, espero que ese alguien no pueda dormir pensando en Almelina.

Almelina da unos pasos fuera de la panadería, se mezcla entre la gente y su alegría y entonces una extraña lluvia de hielo cubre el cielo cálido de abril. Un golpe blanco, frío, mortal… El pan nunca llegará a casa para el desayuno, cae al suelo y todo de rompe, el odio cobra otra vida y el sielncio de los gritos se hace presente.

Existen algunos videos, pero no hay nombres, no hay responsables. Sólo unos trinos en redes sociales del pomposo jefe de relaciones públicas de un banco que sigue tuiteando odio y apoyando a las caras visibles de una derecha cuyas manos no soportan más sangre y Almelina Carrillo sin honor, ni gloria… Ella quería desayunar.

JORDÁN RODRÍGUEZ

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