Cacique Guaicaipuro: Espíritu aguerrido que hizo temblar a los españoles

Contaron después los españoles que el gran jefe gritaba: “¡Matadme, aquí me tenéis, matadme para que con mi muerte os libréis del temor que siempre os ha causado Guaicaipuro!”
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Publicado: 05/11/2021 08:40 AM

Entre el 4 y 5 de noviembre de 1569, muere el gran jefe de los pueblos originarios de nuestro territorio, el heroico guerrero Guaicaipuro, quien libró numerosas batallas contra los conquistadores españoles.

Guaicaipuro fue el más célebre de los caciques del pueblo de Los Teques. Pertenecía a la gran nación caribe, famosos navegantes y guerreros que dominaban las tierras del hoy estado Miranda.

En 1560, Guaicaipuro y sus guerreros obligaron a las tropas encabezadas por Pedro Miranda, enviadas por el gobernador Pablo Collado a explotar las minas de oro, a abandonar la región. También derrotó a Juan Rodríguez Suárez, establecido en el Real de Minas del mismo lugar.

Después de estas batallas, el nombre de Guaicaipuro cobró gran prestigio entre todos los pueblos. Sólo Francisco Fajardo se atrevía a permanecer en su dominio y contra él Guaicaipuro llevó a cabo una de su más brillantes campañas. En 1561, Guaicaipuro reunió un gran ejército, apoyado por el cacique Guaicamacuto, destruyó e incendió las instalaciones de Fajardo en San Francisco, Caracas y luego lo persiguió por la quebrada de Tacagua hasta derrotarlo completamente cerca del pueblo de Macuto en Vargas. Fajardo se vio obligado a retirarse a El Collado. El gran guerrero tequeño puso sitio al establecimiento. Fajardo y los españoles, sin agua ni abastecimientos, se embarcaron y dejaron El Collado, donde está ahora Caraballeda, en manos de los aguerridos flecheros de Guaicaipuro.

En 1569, Francisco Infante con 80 soldados se enteró dónde dormía Guaicaipuro y 20 de sus más fieles guerreros. Con el mayor sigilo rodeó su ranchería, prendiéndole fuego. La lucha fue terrible y sin tregua. Guaicaipuro enarbolaba una espada que había pertenecido a Rodríguez Suárez y ofreció la más tenaz resistencia hasta que él y los suyos fueron muertos. Contaron después los españoles que el gran jefe gritaba: “¡Matadme, aquí me tenéis, matadme para que con mi muerte os libréis del temor que siempre os ha causado Guaicaipuro!”

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