Chavistamente: ¡Vaya semanita!

Insultos van, acusaciones vienen, unos patalean y escupen y otros toman –como debe ser– el camino electoral
Con el Mazo Dando

Publicado: 02/09/2020 06:10 PM

Vaya semanita, y apenas es miércoles: María Corina anunció que se reuniría con Guaidó, que la llamó porque ya nadie se quiere reunir con él. Tan solo está Alimaña que su último gran logro  político fue hacer una reunión virtual con “comediantes e influencers”. La verdad es que debe haber sido comiquísima. Para acompañar su soledad no le quedó más remedio que llamar a la loca solita.

Allá voy y luego les cuento, dijo María Corina, que nos quiere gobernar, y nadie le sigue, le sigue la corriente. ”Fuerza es fuerza” –dijo Maricori y Alimaña le dijo que no, es no, que mejor hacer otra consulta de esas con tolditos y termo Igloo con Nestea y señoras con visera y koala tricolor, con caras de demócratas libertarias jugando al CNE paralelo, como todo en ese mundo ídem en el que pretender vivir. ¡Quiebre ya! –Retrucó María Corina y escribió un comunicado mandando al carajo a “Juan”, así de usted a tú, como manda el abolengo, como siempre debió ser.

¡Coronavirus!, le dijo Fabi Fabulosa a María Corina Machado, la sifrina verdadera que le mueve la mesa al recién adquirido –y frágil– estatus de la Primera Dama (AEIOU) y eso no lo va a permitir. Fabi Fabulosa tiene una nevera nueva que llenar.

Elliott Abrams, después de casi dos años invertidos en su fracasado títere interino, sabe que entre manejar a un idiota o una loca, siempre es mejor el idiota; así que le dijo a la loca que se deje de loqueras, que quién se creer ella para mandar al ejército de los EEUU a invadir a nadie. El gringo le dijo parejera a la mantuana.

James Story, el jefe de Luz Mely, observaba todo desde Bogotá. Al circo que montaron se le desbordan los payasos. Story, vestido de domador salta al ruedo y ordena que todos sigan con Alimaña. Se escucha el aplauso solitario de Juanito que es interrumpido por Yongo, que le avisa que Capriles anda en algo…

Capriles atenta contra la unidad, cuando todos una vez respetamos la unidad en torno a él, dice Yongo, y Juan Carlos Caldera, que es caprilero, le recuerda que Yongo una vez se lanzó en solitario para no sé qué cosa. Yongo le dio a Borondongo restregándole el inolvidable sobre Manila en los cachetes, todo a grito pelado en las redes sociales.

Como todo en las redes, pelea se hizo viral y contagiosa: iban entrando al ring uno por uno, a veces en cambote, los dirigentes del antichavismo, patá y kunfu, quien arrimándose a su  esquina del fracaso. Salieron a flote nombre olvidados, – ¡Emilio Graterón! ¿Se acuerdan de Emilio?– cada uno con su rabo de paja, todos jugando con fuego. Se acusaban unos a otros de lo que son: tramposos, ladrones, traidores… Si pudiéramos graficar ese momento sería como esas nubes de polvo y puñitos que dibujan en las comiquitas.

En pleno atajaperros llegó el indulto presidencial. Freddy Guevara que, entre Pokémon y Pokémon, lanzaba una puyita tuitera, se quedó mudo. Dejó el teléfono en la mesita de noche chilena y cerró la puerta de su habitación de huésped con seguro, “no vaya a ser que ahora sí me saquen de aquí”. Desde entonces no dice ni pío. Solo retuitea a Alimaña y a cualquier que le pegue a Capriles. Si no digo ni sí ni no, a lo mejor nadie se acuerda de que estoy aquí, pensó intranquilo, creyendo que pensaba.

Mientras los indultados volvían a sus casas, la pelea entre unos y otros se profundizaba. No hubo trapito que no se sacaran, aquello da hasta cosita. Lo que queda de Alimaña son unos comunicados con sello y escudo falso, como todo lo suyo, lleno de frases que no dicen nada, tres páginas de nada por cada comunicado que ya nadie lee.

Capriles y Stalin González se reúnen con un ministro turco “de espaldas al gobierno interino”, dicen los periodistas de Elliott Abrams. ¡Se van a lanzar, se van a lanzar!, alertan los defensores de la democracia sin elecciones ni votos. Los funcionarios paralelos del autoproclamado acusan a Capriles y a Stalin de usurpar funciones, de tomarse atribuciones que no les corresponden, de auto asignarse responsabilidades, todo esto como mirándose al espejo.

Insultos van, acusaciones vienen, unos patalean y escupen y otros toman –como debe ser– el camino electoral. La oposición la fragmentada en pedacitos se vuelve a dividir. Ellos con sus peleas, desencuentros, ambiciones, mezquindades y fracasos, lo de siempre.

Y allá en Miraflores se oyó un “¡Jijiji, compadre!”, mientras Nicolás sigue maniobrando en silencio, como ha tenido que ser.

Y apenas es miércoles…

¡Nosotros venceremos!


CAROLA CHÁVEZ 

@tongorocho

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