El 23 de enero de 1958 se derrocó la dictadura pero se traicionó al pueblo



Publicado: 23/01/2018 06:04 AM

Hace 60 años la Junta Patriótica logró aglutinar una movilización popular que derrocó a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez; sin embargo la vieja dirigencia política se robaría este triunfo para luego dar surgimiento a 40 años de represión y violencia contra el pueblo.

El 11 de junio de 1957 se constituye la Junta Patriótica impulsada por el líder y luchador social Fabricio Ojeda, integrante del partido Unión Republicana Democrática (URD). Fundadores de esta alianza fueron inicialmente: Guillermo García Ponce por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), Amílcar Gómez y José Vicente Rangel (ambos del URD), luego fueron incorporados Silvestre Bucarán de la juventud de Acción Democrática (AD) y Enrique Aristiguieta, por el partido socialcristiano Copei.

Mientras la vieja dirigencia de los partidos se encontraba en Nueva York, entre ellos Rómulo Betancourt (AD), Rafael Caldera (Copei) y Jóvito Villalba (URD), la Junta Patriótica organizó a los cuadros populares de cara a las elecciones presidenciales previstas para diciembre de 1957, las cuales no se concretaron porque Pérez Jiménez las cambió por un plebiscito, lo que aumentó el descontento contra su régimen y sería uno de los detonantes de los acontecimientos de enero de 1958.

Si bien es cierto que la Junta Patriótica contaba con 180 cuadros provenientes de la base de URD y algunos de la juventud de AD, esta alianza se erigió sobre el liderazgo del periodista Fabricio Ojeda, quien entre otras cosas redactaba los textos y manifiestos de la organización.

En junio de 1957 la Junta Patriótica hizo circular en Caracas más de 200 mil volantes invitando al pueblo a fortalecer la unidad en la rebelión contra Pérez Jiménez. En octubre de ese año esta alianza estableció contactos con el frente universitario y los organismos de resistencia de los liceos, para desarrollar trabajo clandestino organizado que produjo un permanente clima de tensión durante los meses de noviembre y diciembre de aquel momento.

Mientras Fabricio Ojeda y los demás integrantes de la Junta Patriótica daban la lucha en Venezuela, en Nueva York, Estados Unidos, los exiliados Rómulo Betancourt, Rafael Caldera y Jóvito Villalba pactaban con el magnate y miembro del Partido Republicano, Nelsón Rockefeller, quien había reunido a los tres personajes para definir la próxima gestión de los recursos del Estado venezolano, recordó en mayo de 2015 el portal web Misión Verdad.

Enero decisivo

El 1º de enero de 1958 comenzó con el alzamiento de un un grupo de oficiales, liderados por el coronel Hugo Trejo, quienes planifican una rebelión militar con el fin de restituir la democracia.

Desde la madrugada, los aviones F-86 pasan rasantes sobre Miraflores. Por otra parte, dos unidades de tanques del Cuartel Urdaneta (Catia, Caracas) se sublevan y parten hacia Maracay. Los oficiales insurgentes allanaron la sede de la Seguridad Nacional y liberaron a los presos.

A pesar de estas hazañas, los insurgentes no logran su cometido y son detenidos, entre ellos Trejo, quien luego de un Consejo de Guerra pasa a retiro por insurrección militar y lo hacen prisionero en la Cárcel Modelo.

Luego de estos hechos la Junta Patriótica, junto al pueblo, continuó activa. El 10 de enero hizo un llamado a manifestar contra la dictadura, más de 5 mil personas se concentraron en El Silencio, Caracas. Hubo numerosos choques contra los cuerpos de seguridad y en la noche se desató la lucha sin cuartel entre los habitantes de los barrios caraqueños y la policía, recordó en 2013 el Partido Socialista Unido de Venezuela (Psuv) en su portal web.

El 20 de enero la Junta Patriótica impulsó una huelga de los diarios, que al día siguiente se transformó en huelga general, las fábricas se paralizaron, el pueblo se lanzó a las calles en actitud desafiante y la insurrección popular comenzó su marcha indetenible. Al día siguiente, Caracas parecía un desierto: La huelga general continuaba.

En la madrugada del 23 de enero de 1958, los oficiales progresistas de la entonces conocidas Fuerzas Armadas se pusieron de parte del pueblo y le dieron un ultimátum a Pérez Jiménez, quien hizo sus maletas y huyó rumbo a Ciudad Trujillo en República Dominicana.

Antes de subirse al avión, un oficial le preguntó: “¿Y a quién nombramos?”, a lo que el dictador respondió: “Miren, búsquense a Wolfgang Larrazábal. Él es un hombre sencillo, tranquilo, simpático y el menos complicado de todos. Nómbrenlo para que dirija una junta de gobierno. Ese es el mejor ¡Que Dios los proteja. Adiós!”, relata José Sant Roz en su libro El procónsul Rómulo Betancourt.

Mientras todo esto sucedía, en un apartamento en Nueva York se encuentran Jaime Lusinchi y Gonzálo Barrios, este último al conocer la noticia del derrocamiento exclamó: “Caramba, ¿a quién se le ocurre tumbar a un dictador a estas horas de la madrugada?”, relata José Sant Roz en el citado libro, y que reseña ensartaos.com.ve.

Tras la huída de Pérez Jiménez, una Junta Militar presidida por Larrazábal asumió el poder. Los presos políticos fueron liberados y a los días y meses comenzaron a llegar los exiliados, entre ellos Betancourt para inicialmente incorporarse a la política amplia de la Junta de Gobierno, pero con una agenda propia.

La traición al pueblo

La traición al pueblo comenzó cuando la Junta de Gobierno se abrió a las clases burguesas con la entrada de los empresarios Eugenio Mendoza y Blas Lamberti.

La Junta Patriótica, por su parte, estaba decidida en su intención de mantener inquebrantable el frente de unidad nacional que hizo posible el derrocamiento del dictador; sin embargo, no pudo evitar que surgieran las candidaturas de Larrazábal, Caldera y Betancourt.

Tampoco pudo evitar que el 31 de octubre de 1958, con la anuencia del Departamento de Estado estadounidense y la imposición de una élite política, entre los que se encontraban Rómulo Betancourt, Gonzalo Barrios y Raúl Leoni por AD; por URD, Jóvito Villalba, Ignacio Luis Arcaya y Manuel López Rivas; por Copei, Rafael Caldera, Pedro del Corral y Lorenzo Fernández, firmaron en la quinta Punto Fijo, ubicada en la urbanización Las Delicias de Sabana Grande, el pacto que lleva su mismo nombre.

El Pacto de Punto Fijo, donde los firmantes acordaron la “formación de un gobierno de unidad nacional y elaboración y aplicación de un programa mínimo común", no fue más que la continuación del Pacto de Nueva York firmado un año antes.

Este Pacto logró la exclusión de la izquierda del juego político.

El 7 de diciembre de 1958 Betancourt (AD), Caldera (Copei) y Larrazábal (URD, PCV y MENI) se midieron en elecciones presidenciales resultando ganador el adeco. Su gobierno, al igual que los que le siguieron en la época puntofijista, se caracterizó por la tortura, violación de los derechos humanos y persecución contra los dirigentes de izquierda.

YULEIDYS HERNÁNDEZ TOLEDO

 

 

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