El 27-N en la historia: Algunos antecedentes

El 27 de noviembre de 1992 se produjo el segundo intento de Rebelión Cívico-militar en Venezuela de ese año
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Publicado: 27/11/2020 10:00 AM

El 27 de noviembre de 1992 se produjo el segundo intento  de Rebelión Cívico-militar en Venezuela de ese año. Fue la segunda fase de un mismo plan pero diferente al del 4F. En  años anteriores el Grupo de Los Notables, encabezado por los doctores Arturo Uslar Pietri, José Vicente Rangel, Manuel Alfredo Rodríguez, J.A. Cova, Manuel Quijada y otros intelectuales, con autoridad moral suficiente,  alertaban al país sobre la amenaza del proceso de privatización de la empresa estatal petrolera PDVSA que adelantaba el gobierno tambaleante de Carlos Andrés Pérez y los estragos de sus ajustes macroeconómicos.

 

A un año de El Caracazo, el 10 de agosto de 1990 publicaron una carta abierta dirigida al Presidente Pérez, en la cual solicitaban la renuncia de todos los magistrados de la Corte Suprema de Justicia y la modernización de un sistema electoral plagado de vicios.  Advirtieron sobre los altos niveles de pobreza, la destrucción del aparato productivo y la grave desintegración del tejido social en los sectores más vulnerables;  cito:

 

“Venezuela atraviesa una difícil y peligrosa situación política, económica y social…la acción de Estado y la vida nacional en todas sus manifestaciones ya no se corresponden ni con las necesidades de desarrollo social y económico…se  ha perdido la respetabilidad del poder judicial, el sistema electoral no sirvel…se requiere hacer más efectiva la participación popular y lograr una economía productiva…”  

 

Otro antecedente  lo constituyeron El Frente Patriótico y  Pro - Venezuela,  grupo   de empresarios progresistas  encabezados por el Dr. Reinaldo Cervini, Miguel Acosta Saignes, José Carrillo Moreno,  Luís Hernández Solís y Alejandro Hernández, quienes   formalmente reunidos en el Aula Magna de la UCV en 1958, alertaron sobre los sacudones sociales venideros,  que después se vivenciaron en: El Carupanazo, El Porteñazo, El Barcelonazo y El Caracazo. 

 

Denunciaron  el desastre que se avecinaba bajo el régimen sectario y prepotente del pro cónsul de los EEUU, Rómulo Betancourt. Este impuso la exclusión de las minorías, la dictadura bipartidista, la exterminación  de las avanzadas juveniles de izquierda y el desenfrenado afán   de traicionar a la juventud de su propio partido para luego perseguirla en las montañas, someterla a torturas, desaparecerla o asesinarla en los Teatros de Operaciones o  en las celdas de su policía política.

 

Para el año de 1963 las muertes ocasionadas por Rómulo Betancourt y AD, en tan solo cinco años de mandato, superaban en número, más de diez veces, a las ocasionadas por Marcos Pérez Jiménez en  ocho años de su paso por Miraflores. Todo esto según un informe presentado por la bancada del Partido Revolucionario de Integración Nacionalista – PRIN, liderado por el Dr. Raúl Ramos Giménez, cuyas actas reposan en las memorias de ese extinto Congreso.   

 

Para el momento del 27-N ya el FMI había llevado a la administración de Carlos Andrés Pérez al cadalso de la ruina política, el desprestigio del sistema democrático representativo tocó fondo, las condiciones de deterioro socio-económico para este segundo golpe de 1992 eran aún peores;  familias enteras sobrevivían con menos de una comida al día, a los bebes se les engañaba el hambre con agua de arroz o de pasta hervida.

 

Aunque los dos intentos de 1992 no obtuvieron éxito militar,  fue un knock out técnico para el gobierno y un triunfo político sin precedentes para los alzados en armas. Abrieron  las compuertas puertas de una nueva era y comenzó a fluir de nuevo el adormecido torrente de la historia.

 

Mientras pagaban condena  en la cárcel de Yare o en el internado militar  Lino de Clemente, estos jóvenes sublevados  comenzaron a estudiar la importancia de los procesos constituyentes, filosofía, derecho, el arte de hacer política  y se confrontaron críticamente en sus posiciones ideológicas. Se trazaron una rigurosa agenda de charlas, cátedras, clases, deporte y lectura. Sus aposentos de procesados militares se convirtieron en una verdadera universidad. Entre ellos circulaban docenas de libros y textos de primera línea que formaban parte del diario banquete espiritual.

 

Fueron 26 meses de prisión con todas las carencias, incomodidades, incomunicación y pésimas condiciones higiénicas impuestas por CAP y sus carceleros. Pero más allá de las condiciones, a veces inhumanas y de los perros cancerberos que los vigilaban, las calurosas celdas de  Yare y Lino de Clemente se convirtieron  en el domicilio de la esperanza de los pueblos,  de la revolución latinoamericana y la resurrección de Simón Bolívar,  Samuel Robinson y Ezequiel Zamora.

 

Algunos de los protagonistas   de este histórico evento insurreccional fueron: Luis Reyes Reyes, Eliecer Otaiza, Jesse Chacón, Hernán Grüber Odremán, Luis Enrique Cabrera Aguirre, Francisco Visconti Osorio,  Higinio Castro y Carlos Salima Colina, entre otros; los dos últimos trabajaron activamente en la planificación del golpe, mas no en su ejecución.

 

 En el ala  civil del movimiento estaban  involucradas las organizaciones y personalidades del Frente Patriótico, el Grupo de los Notables,  Pro- Venezuela, la Causa R,  Bandera Roja y Tercer Camino; así como individualidades pertenecientes  al mundo académico, profesores universitarios, artistas plásticos, escritores, poetas e intelectuales patrios.

 

 En él trasfondo los sucesos del 27-N se encontraba una grave crisis  constitucional,  los partidos políticos que, a partir del 23 de enero de 1958, mediante el pacto de Nueva York, fueron la columna y sostén de la democracia perdieron toda legitimidad por los muchos fraudes electorales que cometieron y por la inmensa deuda social que acumularon.

 

Las Fuerzas Armadas, con los alzamientos militares de 1992, demostraron ser capaces de reivindicar el ideal bolivariano y  de tener una formación ideológica coherente e integral con la misión de sobreponer a Venezuela por encima de los intereses de las grandes potencias extranjeras.

Igualmente demostraron que  no eran ningunos eunucos mentales, ni sumisos a las órdenes de  los  congresantes que aprobaban la lista de sus ascensos. Probaron  no  ser meros guardianes pretorianos, ni mucho menos castrados políticos incapaces de intervenir en los asuntos públicos y de enrumbar al país por caminos de bienestar y progreso.

   

Sin embargo, en relación  al 27-N, todavía hay muchos detalles que son desconocidos que solo sus autores podrán en algún momento revelar. Hay que resaltar   la inobjetable popularidad que tuvo este alzamiento, toda Caracas hablaba de lo que iba a pasar, era un secreto a voces. A pesar del apoyo popular,  hubo delaciones  y falsas promesas de ciertos politiqueros que impidieron que la población saliese a manifestar su adhesión y simpatía.

 

Un aspecto que llena de vergüenza es la felonía del pusilánime  Andrés Velásquez, quien  puso en sobre aviso del eventual golpe al Presidente Pérez.  Cuando este regresaba  del Foro Económico en Davos – Suiza,  a las puertas del avión presidencial estaba el General Ochoa Antich informándolo  de la intención que había de apresarlo.  

 

Un aspecto que, por el contrario,  brilla con luz propia,  por su lealtad y valentía, fue la del soldado y atleta  Cap. Eliecer Otayza, cuya aeronave fue acribillada y derribada fue,  su abaleada humanidad casi  fue a tener a la morgue por considerársele muerto. Milagrosamente fue detectado que aun respiraba y salvado de ser enterrado vivo. Honor y Gloria a su ejemplar carrera y entrega total al servicio de su patria.

 

¡Viva Eliecer Otaiza ejemplo para todas las generaciones!

¡Vivan los héroes del 27 de noviembre!

¡Unidad, lucha, batalla y victoria! ¡Venceremos!


ALEJANDRO CARRILLO


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