El violento pasado opositor: Acaparamiento y escasez inducida (4)

Lorenzo Mendoza. el zar de los productos subsidiados por el Estado

Publicado: 29/09/2023 07:00 PM

Según algunos analistas económicos, nuestro país vive la crisis más grave del siglo XX, la inflación, por citar un problema, se encuentra en una de las ocho más alta del mundo y esta situación sólo, es responsabilidad de la Revolución Bolivariana.

Comúnmente podemos encontrar investigaciones bastante sesgadas como la del profesor y analista económico Javier Corrales, llamada ¿Cómo explicar la crisis económica en Venezuela? El chavismo y sus instituciones, no los precios del petróleo, tienen la culpa de la peor crisis económica del planeta en la que afirmó que “la crisis económica de Venezuela, tal vez la más estrepitosa del mundo, es tanto ilógica como lógica. Es ilógica porque nadie se hubiese imaginado que uno de los países más ricos del mundo, un país petrolero como muy pocos, con las reservas de petróleo más extensas del mundo, iba a terminar en semejante hoyo económico. Es lógica porque los resultados que estamos viendo eran todos predecibles, dadas las políticas que introdujeron Hugo Chávez (1999-2013) y su sucesor, Nicolás Maduro (2013-presente). Dichas políticas consistieron en una fórmula básica: Crear un Estado expansivo y sin controles junto con un sector privado circunscrito y con exceso de controles”.

Sin embargo, parece olvidarse que en Venezuela desde 1973 cuando la explosión petrolera se desató, produjo un incremento de las importaciones de alimentos que generó un debilitamiento de la producción nacional y se agudizó todavía más a partir de la apertura neoliberal iniciada en 1989.

Así vimos como en diciembre de 1990, la revista especializada en publicidad y mercadeo Producto publicó un reportaje en el que aseguraba un incremento en las ventas de comida para perros en los sectores populares. En la publicación detallaban que “un vendedor de una tienda ubicada en un barrio de Caracas aseguraba que las ventas de la comida para perros había subido un 50 por ciento, la gente no tiene para comprar los retazos de carne que antes se regalaban, curiosamente el hombre señalaba que las personas que compraban este producto no tenían mascotas”.

Además, a finales de la década de los 90, 21 de cada 100 venezolanos pasaba hambre y ahora de 100 solo 2 se encuentran en esta situación. Entre 1990 y 1992 se registró un 14,1 por ciento de población con hambre, una desnutrición crónica en menores de 5 años con cifras alarmantes que alcanzó el 18,6 por ciento para la época, ésto de acuerdo a las cifras de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). 

Esta situación es una de las razones por las que llega a la presidencia el comandante Hugo Chávez, quien asumió el poder en 1999 e impulsó cambios orientados a garantizar la seguridad alimentaria de la población a través de la creación de empresas estatales de abastecimiento que tienen un rol fundamental en la definición del sistema agroalimentario venezolano.

Para contextualizar la investigación, es necesario recordar que en el año 2002, luego del fallido paro petrolero, la oposición venezolana en concordancia con los dueños de empresas de alimentos apostó por promover el desabastecimiento y la escasez inducida de productos de primera necesidad, con el fin de mantener un clima de tensión social permanente.

A raíz de esas prácticas, los venezolanos vimos desaparecer de los anaqueles productos como el papel sanitario, la leche, el azúcar, el aceite, entre otros. Esas ausencias podían ser de uno de esos productos o de todos en el mismo período, si en ese momento se programaban elecciones o se lograban cambios sociales gracias a la Revolución Bolivariana.

Es entonces cuando, a partir de 2003 inicia la ofensiva del Gobierno y creó la Misión MERCAL como parte de las estrategias del presidente Chávez para evitar cualquier otro intento de sabotaje alimentario que dejó a la nación altos costos. Esta Misión no intervino en la producción y distribución de alimentos de empresarios privados y permitía el acceso a productos de primera necesidad a la población, disminuyendo la presión social que ocasionaba la escasez inducida. 

En ese camino para garantizar la seguridad alimentaria, se fundó en septiembre de 2004 el Ministerio del Poder Popular para la Alimentación (MINPPAL) con el principal objetivo de velar por el cumplimiento soberano, al acceso a la canasta alimentaria, a precios justos y excelente calidad. Es así como este organismo comienza a implementar políticas en materia de comercio, industria, mercadeo y distribución de alimentos, a través de la regulación, formulación, seguimiento y evaluación del Estado en este sector.

Ese mismo año, se crearon además la Corporación de Abastecimiento y Servicios Agrícolas (CASA), las Casas de Alimentación y luego en 2006 la Superintendencia Nacional de Silos, Almacenes y Depósitos Agrícolas (SADA) para garantizar el depósito y manejo de la reserva estratégica del sector agroindustrial y más tarde en 2007 llegó la Misión Alimentación como base de la seguridad y la soberanía alimentaria que por muchos años estuvo a merced de los intereses de las industrias privadas.

Luego, en abril de 2013 y desde su victoria electoral, el presidente Nicolás Maduro enfrentó una fuerte oposición de los partidos agrupados en la Mesa de Unidad Democrática (MUD) que no reconocieron el triunfo chavista.

Así, luego de perder las elecciones, la oposición no ha dado tregua al gobierno. La “guerra económica” que se lleva a cabo en el país generó una situación de desabastecimiento de comida y escasez de productos básicos, golpeando fuertemente la población. Explicó el economista y profesor de la Universidad de Artes y Ciencias Sociales de Chile, Luis Salas que en Venezuela "hay un mercado especulativo, pero en el fondo la intención es política, generar una serie de desequilibrios que terminan provocando descontento en la población".

Paradójicamente, con la llegada de la Revolución Bolivariana, los indicadores de hambre en el país comenzaron a cambiar y fueron merecedores del reconocimiento de la FAO y otras organizaciones internacionales. Su director en Venezuela, Marcelo Resende en un artículo publicado en diciembre último de 2022, reseñó que en nuestro país "para 1990 existía 14.1 por ciento de personas subalimentadas. Hoy este porcentaje se encuentra por debajo del 5 por ciento".

A pesar del ataque económico permanente, según la FAO, Venezuela es el segundo país con mayor disponibilidad de calorías para el consumo en América Latina. Con un consumo aproximado de 3 mil calorías diarias, lo que ha resultado cuesta arriba convencer a la comunidad internacional de la situación de hambruna en nuestra nación. Si bien no ha sido fácil garantizar los alimentos para los venezolanos, la Revolución Bolivariana pone de primero a su Pueblo, lo que permite realizar todas las gestiones necesarias para su bienestar. 

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