General Omar Torrijos: Canal y Magnicidio

General Omar Torrijos
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Publicado: 01/08/2020 03:32 PM

El 18 de mayo de 1877 Colombia firmó con Francia el tratado Salgar – Wyse.  Bogotá otorgó concesión de 99 años a favor de la Compañía Universal del Canal Interoceánico de Panamá. Con el  concurso de Francia   y de Ferdinand de Lesseps, promotor del Canal de Suez  quien curiosamente no era ingeniero, se dieron pasos  audaces y temerarios. La suerte no los acompañó en la culminación de la vía internacional de navegación. El canal  transoceánico  que conectaría el Pacífico con el Atlántico acabó en gran desastre, plagado de escándalos financieros, fraudes y quizás con la mayor cantidad de muertes y accidentes laborales ocurridos en la historia. La fiebre amarilla, la malaria, la disentería, picadas de culebra y  fatalidades propias de las precarias condiciones de trabajo acabaron con miles de  obreros. De los 75.000 zapadores se estima que 30.000 murieron durante la construcción del canal.

En Washington se cocinaba otra gran  pesadilla americana.  La República de Panamá es una invención personal de Theodore Roosevelt. Tras el estruendoso fracaso del proyecto  francés la Casa Blanca presionó a la rancia aristocracia bogotana para firmar un tratado a la medida de sus  exigencias imperiales. Teddy Roosevelt quiso garantizar que la construcción del canal fuese para el exclusivo provecho de Estados Unidos. La godarria colombiana prepotente se creyó omnipotente y en menos de los que espabila un presbítero trastornado, Teddy los despojó de 75.400 Km cuadrados de territorio, más  lo que hoy constituye uno de las rutas comerciales y geoestratégicas más importantes de la historia de la navegación mundial.

El 13 de junio de 1.903 apareció publicado un comunicado de prensa en el diario New York World, en el cual se anunciaba la existencia de un país inexistente acompañado de una rebelión que aún no había ocurrido, en la zona prevista del canal,  el cual es del siguiente tenor:

“Información cierta ha llegado a esta ciudad que confirma que el Estado de Panamá, el cual abarca la zona del canal, esta pronto a separarse de Colombia y entablar con  Estados Unidos un tratado sobre el canal.

Si el Congreso de Colombia no ratifica el tratado sobre el canal entonces el Estado de Panamá así lo hará. Una clase de gobierno republicano será a tal efecto organizado. Este plan será de fácil ejecución por cuanto el ejército colombiano solo tiene poco más de 100 soldados destacados en el Estado de Panamá”

De manera que una rebelión que no había ocurrido y  una república que no figuraba en el mapamundi, fueron fabricadas anticipadamente  por la prensa amarillista, tres meses antes que se consumara lo anunciado. Una rebelión de utilería, si es que eso se pueda llamar rebelión, fue finalmente organizada por un empleado de la compañía francesa, el ingeniero Phillipe Bunau-Varilla, quien contó con el apoyo de los empresarios locales que habían entablado negociaciones con Wall Street.  Al momento que las adormecidas autoridades colombianas se percataron de lo que se estaba cocinando ya era demasiado tarde.

El 02 de noviembre de 1.903 los marines arribaron a suelo panameño. Cuatro días después  los Estados Unidos reconoció la independencia del soberano estado de la República de Panamá. De un solo zarpazo Colombia fue expoliada  de su vital territorio, sin que pudieran arribar a tiempo los refuerzos que habían enviado. Los oficiales al mando de las tropas colombianas fueron agasajados y se les brindó transporte y almuerzo antes de despacharlos de vuelta a su casa, previo pago de sus viáticos.

Posteriormente se firmó entre la fallida empresa francesa y Estados Unidos el tratado Hay-Bunau Varilla, que otorgaban a perpetuidad todos los derechos de construcción, puesta en marcha y administración del canal el cual se culminó en los albores de la primera gran guerra mundial. A todo imperio le favorece controlar el paso por los estrechos navegables del mundo (Gibraltar, Ormuz, Bósforo, Malaca, Panamá, etc.)

Pasadas las  dos grandes guerras mundiales e innumerables protestas contra el tratado, el 9 enero de  1964, un joven oficial observaba indignado como sus compañeros de  armas permanecían de brazos caídos,  mientras la policía gringa disparaba contra los jóvenes panameños que querían izar la bandera patria dentro de la zona del canal. La policía estadounidense asesinó a 18 manifestantes e hirió unos 200. En la escena del crimen se recolectaron más de 6.000 capsulas de balas.  En este Día de los Mártires,  el oficial observador sería el futuro Líder Máximo de la Revolución Panameña: Omar Torrijos.

Mientras  Torrijos asume el liderazgo de su país en 1.968 Panamá no llegaba a los 2.000.000 de habitantes,  la Guerra Fría  es una conflagración al rojo vivo. Panamá estaba rodeada de militares gorilas en el sur, dictadores vecinos, gobiernos complacientes y un contexto hemisférico signado por el anticomunismo.

Las dictaduras de Videla en Argentina, Pinochet en Chile y Hugo Banzer en Bolivia lo dejaban prácticamente aislado en el plano regional. Torrijos no era comunista pero fue amigo y admirador del héroe yugoslavo Mariscal Josip  Broz Tito. Tuvo que batallar solo para impedir que desde el Pentágono y la CIA torpedearan el tratado definitivo que devolvería todos los derechos del canal a su país.

Como tácticas dilatorias los Estados Unidos asignó para las negociaciones  un embajador perverso, recalcitrante y obstinado: Mr. Elworth Bunker, quien ya  había sido destacado  durante siete (7) años en Saigón para demorar las negociaciones de paz, en   términos leoninos y excesivamente favorables para Washington. Los vietnamitas lo tildaron con el apodo de “El Refrigerador”.  La otra táctica en práctica era la de enviar a la delegación yanqui al lugar de negociaciones (Contadora) por tan sólo una semana al año. En el transcurso de estos pocos días los diplomáticos norteamericanos  harían gala de sus hábitos turísticos y finalizada esta se desaparecían por un año.

Omar Torrijos recurrió entonces a la solidaridad internacional que le tendió la mano amiga del héroe yugoslavo el Mariscal Tito. Este desplegó al segundo organismo multilateral más importante de entonces: Los no Alineados. Se creó una gran presión internacional en dos escenarios fundamentales. Torrijos hace un gran trabajo en la ONU y  logró que la Asamblea General  sesionará en pleno en la ciudad de Panamá. Este alicate tuvo un efecto disuasivo importante. Se emitieron acuerdos conjuntos que reclamaban categóricamente la devolución inmediata de la zona en reclamación.

Jimmy Carter entendió el mensaje y acudió a la cita con la historia que concluyó en  la firma de los tratados  Carter- Torrijos.  Carter también actuó distanciándose de la CIA, el Pentágono y el todopoderoso aparato industrial militar, lo cual le costó la no reelección. Para la fecha de la firma de los tratados Panamá percibía 30 centavos de dólar por cada barco que cruzaba el canal, la zona perimetral del canal estaba custodiada por  10.000 policías norteamericanos y dentro de la misma vivían 40.000 ciudadanos de esa nacionalidad. Para mayor gloria del imperio los marines entrenaban sus tropas y las de otros países vecinos en las junglas panameñas en tácticas anti guerrilla.

Un reporte de la CIA fechado 11 de junio de  1.980 expresa:

el General Torrijos,  continúa en el ejercicio y control sobre las fuerzas  armadas y tiene derecho de veto sobre las políticas gubernamentales, esta descrito como una persona volátil, impredecible……..con una tendencia visceral anti – norteamericana…Se deben también considerar los lazos de amistad que el General Torrijos ha establecido con los movimientos revolucionarios de El Salvador y Nicaragua.

En otro documento emitido un mes antes por el Consejo Interamericano de Seguridad, con dirección en 305 4th Street Washington dice:

“… el presidente Carter sostiene relaciones amistosas con Omar Torrijos dictador de extrema izquierda quien es brutalmente anti – estadounidense…”

En consecuencia, en 1.981 Carter pierde la reelección,  Reagan asumió la presidencia,   el avión presidencial  de Ecuador  explota en pleno vuelo fulminando a Jaime Roldós Aguilera Presidente progresista, y tres meses más tarde en circunstancias similares explotó el pequeño avión que transportaba al General Torrijos a su pequeña casa de Closesito.

José de Jesús Martínez, miembro de la guardia personal de Torrijos profesor de filosofía marxista en la Universidad de Panamá, profesor de matemáticas y poeta comunicó por teléfono a Graham Greene:

“Había una bomba en el avión presidencial, Yo sé que pusieron una bomba en el avión”

El escritor Graham Greene, amigo personal de Torrijos  quien en su juventud militó en el partido comunista británico y antiguo miembro del servicio secreto británico (M16)  dijo:

“Mientras más cerca estaba Torrijos de recuperar el territorio  y su canal, también más cerca estaba de la muerte.”

Al momento de su muerte, este bello y pequeño país, partido en dos por el Canal y la Zona de Exclusión Norte Americana, fue de una importancia vital y práctica en la lucha por la liberación de El Salvador y Nicaragua.

En el libro “Confesiones de un sicario económico” de John Perkins, se establece que la muerte de Torrijos no fue accidental. De su lectura se desprende que la CIA no estaba de acuerdo con las negociaciones que adelantó Torrijos con empresarios japoneses para la construcción de otro canal a nivel. Cuando Antonio Manuel Noriega fue enjuiciado sus abogados introdujeron ante el tribunal de Miami los documentos probatorios de los atentados ejecutados por las agencias de Estados Unidos contra su defendido y Torrijos. El tribunal de la causa desestimo la importancia de los mismos. Todavía estos archivos permanecen clasificados bajo el acta de información secreta.

Se cumplen 49 años de su magnicidio. Al estallar el pequeño avión, en la atmósfera  quedaron esparcidas las ideas, el espíritu revolucionario, los principios patrióticos del gran panameño, en el aire quedó suspendida la lucha misma de Omar Torrijos. La onda expansiva de su gran victoria impacta eternamente en la memoria de los pueblos libres de Latino América y el mundo.

¡Nosotros Venceremos!

ALEJANDRO CARRILLO

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