Hace 176 años murió la heroína nacional mexicana Leona Vicario (+primera periodista)

Leona Vicario es una heroína nacional, Benemérita de la Patria, Madre de la Patria y fundadora de México
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Publicado: 21/08/2018 07:00 AM

María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, más conocida como Leona Vicario nació el 10 de abril de 1789 y murió el 21 de agosto de 1842 en Ciudad de México.

Fue una de las figuras más destacadas de la Guerra de Independencia de México donde se dedicó a informar a los insurgentes de todos los movimientos que podían interesarles y que ocurrían en la capital del virreinato.​ Miembro de Los Guadalupes, financió con su propia fortuna la insurgencia.​ Fue una de las primeras mujeres periodistas de México. Se enfrentó a numerosos riesgos por impulsar el feminismo, la cultura y la ideología libertaria. Le fue concedido el título honorífico de Benemérita y Dulcísima Madre de la Patria  por el Congreso de la Unión, su nombre está inscrito con letras de oro en el Muro de Honor del Palacio Legislativo de San Lázaro, sede de la Cámara de Diputados de México.

Desde 1810, Leona Vicario formó parte de una sociedad secreta llamada Los Guadalupes, cuyos integrantes conformaron una especie de red, a través de correos con Miguel Hidalgo y Costilla y José María Morelos y Pavón, debido a que pertenecían a la sociedad virreinal, y eso les permitía tener acceso a información que otros insurgentes no tenían. Recogía la información sobre las estrategias de los españoles para combatir a los insurgentes. ​ Además, dio cobijo a fugitivos, envió dinero y medicinas y colaboró con los rebeldes, transmitiéndoles recursos, noticias e información de cuantas novedades ocurrían en la corte virreinal.

Ferviente proselitista de la causa insurgente, a finales de 1812 convenció a unos armeros vizcaínos para que se unieran al bando insurgente, trasladándose a Tlalpujahua, localidad en la que estaba instalado el campamento de Ignacio López Rayón, donde se dedicaron a fabricar cañones financiados con la venta de sus joyas y bienes.

En marzo de 1813, uno de sus correos que era llevado por un arriero, fue interceptado, Leona, al enterarse, huyó con rumbo a San Ignacio, Michoacán, y de ahí a Huixquilucan, estado de México. ​ De regreso a la capital, su tío logró que la recluyeran en el Colegio de Belén de las Mochas, en vez de ser enviada a la cárcel. Estuvo presa durante 42 días. No pudo evitar que las autoridades la procesaran conforme a la justicia. La Real Junta de Seguridad y Buen Orden le instruyó un proceso en el que fueron apareciendo los documentos que la inculparon, entre otros los relativos a sus intentos de huida para pasarse al campo de los rebeldes; fue sometida a interrogatorio y se presentaron las pruebas que la inculpaban.​ Nunca delató a sus compañeros, fue declarada culpable y se le condenó a formal prisión y a la incautación de todos sus bienes.

En mayo de 1813, tres insurgentes disfrazados de oficiales virreinales la ayudaron a escapar, escondido entre huacales llevaba material de imprenta para los periódicos insurgentes. Partió rumbo a Tlalpujahua, Michoacán, donde contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo.  A partir de entonces se mantuvo junto a su esposo al servicio de la insurgencia y del Congreso de Chilpancingo. Morelos enviaba cartas a Leona desde Chilpancingo, preocupado por su situación, decidió recompensarla con una asignación económica, más tarde ratificada y aprobada por el propio Congreso, el 22 de diciembre de 1813.​

A lo largo de 1814 y gran parte de 1815, Leona siguió colaborando y trabajó en los periódicos: El Ilustrador Americano y el Semanario Patriótico Americano. Finalmente, capturado y muerto José María Morelos y disuelto el Congreso por las propias fracciones insurgentes enfrentadas, Leona y su marido se escondieron en la zona de Michoacán, rechazando los repetidos indultos que les llegaban desde la capital.​

En 1817, Leona tuvo su primera hija: Genoveva. Debido a que el matrimonio se la pasaba huyendo de un sitio a otro, Leona dio a luz a su hija en una cueva localizada en Achipixtla, un lugar situado en la Tierra Caliente. El 14 de marzo de 1818, escondidos en la serranía de Tlatlaya, actualmente Estado de México, fueron capturados, pensando en las consecuencias que significaría para su hija, aceptaron, para madre e hija, el indulto que antes habían rechazado.

Leona Vicario continuó con actividades políticas, periodísticas y poéticas junto a su esposo, a quien defendió cuando el presidente Anastasio Bustamante decidió su persecución y condena como represalia por las campañas de prensa que se difundían desde El Federalista, editado gracias a los recursos de Leona y en el cual siguió escribiendo hasta su muerte, el 21 de agosto de 1842 en su casa en la Ciudad de México.

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