El violento pasado opositor: la otra cara del paro petrolero (parte 3)

Recuperación de la Refinería El Palito en enero de 2003
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Publicado: 15/09/2023 05:00 PM

El Golpe Petrolero de 2002-2003 tuvo como objetivo presionar al primer mandatario Hugo Chávez para cambiar su política de corte socialista por una más propensa al libre mercado, al exigir su renuncia a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela, acción que derivó en consecuencias económicas de gran magnitud.

No obstante, es fundamental preguntarse: ¿Por qué el petróleo? ¿A quién le interesa el recurso más importante para la economía venezolana? Así pues, con el fin de explicar las razones externas del golpe, es crucial recordar que en abril del año anterior el vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, presentó un documento llamado Política Energética Nacional, en el que expuso las bases del plan energético del presidente George Bush y destacó que los combustibles basados en petróleo cubrían virtualmente el 100% de sus necesidades de transporte y un porcentaje abrumador de los requerimientos de electricidad.

De acuerdo con esto, para el gobierno de EEUU su principal objetivo era aumentar la producción de petróleo, explotar más yacimientos en su país y asegurarse el acceso a este recurso en todo el mundo. Estas razones dieron origen al golpe contra el presidente Chávez.

Sin embargo, la exposición de Cheney contradecía por completo los argumentos del expresidente de Petróleos de Venezuela, Sociedad Anónima (PDVSA), Luis Giusti, quien junto con otros analistas venezolanos como Quiróz Corradi y José Toro Hardy, llegaron a argumentar que los hidrocarburos no tenían futuro y serían sustituidos por otras fuentes de energía, esto con la intención de privatizar la industria nacional.

Además, vale la pena tomar en cuenta que en la historia mundial están registradas las acciones del gobierno estadounidense como responsable de los planes desestabilizadores en países con recursos como el petróleo y otras fuentes de energía, debido a que consideran el acceso a los hidrocarburos como un asunto de seguridad nacional. Es por lo que hemos visto estas prácticas en varios países del medio oriente, tales como en Kuwait (1991), Afganistán (2001), Irak (2003), Libia (2011) y Siria (2014).

Ahora bien, con la intención de garantizar sus ingresos de crudo, Cheney, detalló en su documento que “la seguridad energética de EEUU requiere un aprovisionamiento alto para sustentar el crecimiento económico de la potencia norteamericana”, así en este y otros oficios se reconocía que el país del norte no podía producir petróleo suficiente de sus propias reservas, por lo tanto, era necesario asegurarse el suministro extranjero principalmente del Golfo Pérsico, pero también de Venezuela, cuyo gobierno en ese momento incrementaba los impuestos a empresas transnacionales, detenía el proceso de apertura petrolera, modificaba la Ley de Hidrocarburos y exigía cuentas claras a PDVSA por los altos costos de la producción de barriles de petróleo; además, emprendía una política internacional a través de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para reducir la producción. Todo lo contrario a la política comercial e internacional de la Casa Blanca.

De esta manera lo explicó el periodista David Medina en su libro Golpe petrolero 2002: la última oportunidad de sembrar el petróleo, donde detalló que “la situación de los precios internacionales del crudo y los bajos aportes al fisco por parte de la industria eran también parte del problema económico nacional y ante este escenario, el presidente Chávez pidió a los directivos de PDVSA rendir cuentas por una cantidad de recursos que nunca fueron justificados, dando comienzo a un conflicto abierto entre ambos sectores de la dirección económica y política del país”.

Es así como los cambios que realizaba la Revolución Bolivariana tocaban los intereses de las clases dominantes de grupos nacionales y extranjeros, lo que representaba conflictos en diferentes esferas de la sociedad. A partir del 2001 comienzan las acciones de calle organizadas en contra del presidente Chávez y luego de varios intentos por derrocarlo, llega el choque de trenes entre PDVSA y el Estado.

Más adelante, el periodista Medina también comentó en su libro que “la Reforma Petrolera trajo consigo las nuevas reglas que normaban las relaciones de explotación de las trasnacionales operativas para ese momento en el país, vimos como los impuestos y las regalías fueron modificados para optimizar los ingresos al fisco nacional y era evidente que estos cambios en la legislación nacional emprendidos por el nuevo gobierno, golpeaban, de igual manera, los intereses estadounidenses en la nación”.

Así las políticas nacionalistas dirigidas a recuperar la soberanía sobre el principal medio de producción del país eran la piedra en el zapato de la administración de George Bush.

A razón de esto, el paro fue convocado por FEDECÁMARAS, la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), la nómina mayor de PDVSA y los medios de comunicación para el lunes 2 de diciembre de 2002. Su duración inicialmente sería de 24 horas, pero se extendió hasta convertirse en una huelga indefinida en plena temporada navideña.

Consecuencias del Paro

Durante dos meses hubo escasez de alimentos y gasolina, empresas medianas y pequeñas quebraron debido a que dependían de las que agrupaba FEDECÁMARAS para realizar sus actividades. Los índices de desempleo y comercio informal aumentaron enormemente.

Además, los grandes centros comerciales cerraron, los principales espectáculos locales fueron suspendidos, las ligas de deportes tradicionales como el beisbol también estaban interrumpidas, con la intención de contribuir a la zozobra colectiva y mantener tensión en la sociedad.

De igual manera, se hizo crítica la situación en las barriadas populares, donde se dependía de bombonas de gas para cocinar. Fue común ver en muchos lugares del interior del país a personas cocinando con leña, muebles viejos y otros materiales inflamables.

Por otro lado, de acuerdo con los datos reflejados por el Banco Central de Venezuela (BCV), en el ámbito económico nacional se registró una contracción en los montos de las Reservas Internacionales en Divisas y del Fondo para la Estabilización Macroeconómica, lo cual obligó al Ejecutivo Nacional, conjuntamente con el BCV a dictar las medidas para establecer un sistema de control de cambios con el fin de amortiguar los efectos negativos sobre la economía.

Debido a que el monto de las pérdidas por ventas no realizadas de crudo llegó a 14 mil 430 millones de dólares aproximadamente, hubo una disminución en la capacidad contributiva de PDVSA y sus filiales al fisco de una cifra cercana a 9 mil 998 millones de dólares. Esto limitó la capacidad del Ejecutivo Nacional para la ejecución de sus planes y programas.

De esta manera, los venezolanos y las venezolanas ante un nuevo ataque, volvimos a reestablecer la industria nacional, retomando la producción y las exportaciones en los próximos años. “El paro petrolero de diciembre de 2002, es considerado como un crimen de lesa humanidad”, así lo comentó el presidente Nicolás Maduro en un mensaje conmemorativo en el que añadió que “se cumplen 20 años del inicio del sabotaje petrolero más cruel que se conozca en la historia. Fueron dos largos meses en los que la derecha venezolana atentó contra la estabilidad del Pueblo, quien heroicamente resistió y logró derrotarlos”.

Como es evidente, la Revolución Bolivariana está centrada en mantener la plena soberanía petrolera como una política nacional, popular y revolucionaria, por lo que debe ser apoyada por todos los venezolanos. Tal como lo plantea el Plan de la Patria, reivindicamos el derecho al ejercicio pleno de la soberanía sobre nuestros recursos naturales, y jurisdiccionales, el derecho de coordinar políticas con los países hermanos de la OPEP en defensa del precio del petróleo y en defensa del valor de nuestros recursos naturales.


AMELYREN BASABE / REDACCIÓN MAZO

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