¡Más armas que personas! Esta es la realidad de EEUU y los crecientes "tiroteos masivos"
Publicado: 07/08/2019 01:20 PM
Varios países de América Latina, Europa y Asia han emitido
alertas a sus ciudadanos para que en lo posible eviten viajar a los Estados
Unidos, donde se ha suscitado una creciente ola de xenofobia que se vio
reflejada en los ataques perpetrados por supremacistas y racistas en cuatro
ciudades este fin de semana.
Con un saldo de 30 víctimas mortales y decenas de heridos,
estas acciones terroristas han traído a colación, el modelo de libre acceso a
las armas que impera en esta nación y las repercusiones que tiene dentro de
la población blanca, el discurso supremacista del actual gobierno
norteamericano presidido por el magnate y confeso racista, misógino, xenófobo y
homófobo, Donald Trump.
“Derecho” nacido de la conquista y el miedo
La libertad para la adquisición de armas,
es producto de la "segunda enmienda"
promulgada en 1791, como parte de las acciones para promover la guerra
de conquista que colonos de la naciente Unión de Estados Americanos (USA)
libraban contra los territorios del oeste de norteamericano, habitados en su
mayoría por indígenas, quienes fueron acribillados y despojados de sus tierras.
A finales del siglo XIX, se inicia una discusión sobre esta
prerrogativa constitucional, donde se señalaba la necesidad de emitir leyes que
regularan el acceso libre a las armas, petición que fue atendida por algunos
estados como Nueva York y Pensilvania que promulgaron leyes estadales donde el
gobierno imponía la necesidad de solicitar un porte de arma.
Entretanto, en la mayoría de los estados que conforman la Unión, se procedió a la activación de una estrategia de miedo impulsada por la naciente Asociación Nacional del Rifle (NRA por su siglas en inglés), dirigida a justificar la necesidad de portar armas para la defensa ante el nuevo peligro que eran los afroamericanos a quienes describían como “negros cocainómanos y peligrosos”.
El rol de la NRA
Tras el éxito obtenido al frenar las leyes regulatorias que se promovieron entre finales del siglo XIX y principio del XX, la NRA toma un rol de mayor preponderancia dentro de la lucha contra las regulaciones, que hoy lo convierten en una organización cuyo mayor financista en la gigantesca industrias de las armas estadounidense que desembolsa miles de millones de dólares anuales para asegurar que la segunda enmienda prevalezca.
Es así como la NRA se ha convertido en un poderoso lobby que
acoge dentro de su seno a congresistas, funcionarios, jueces, ONG’s, medios de
comunicación, artistas entre otros a quienes otorga importantes sumas de dinero
para que defiendan el libre acceso a las armas en Estados Unidos.
Hoy congresistas como Marco Rubio, Ted Cruz, así como el presidente
Donald Trump –solo por mencionar algunos-, son parte de este entramado de la
NRA para defender la libertad de adquirir y portar armas, esto pese a las
incontables masacres que se han agudizado en la última década en una nación
donde es más fácil comprar un fusil que comprar licor.
Más armas que personas
Pese a los constantes cambios que han llevado a la humanidad
a promover la regulación en el uso de armas e impulsar la cultura del diálogo y
la paz, en Estados Unidos, se mantiene este vetusto derecho constitucional, que
ha derivado que a 228 años de la promulgación de esta enmienda, en territorio
norteamericano haya más armas que personas.
Según datos oficiales de 2013, en esta nación norteamericana se
encuentran distribuidas en la población 357 millones de armas, superando en número
a sus habitantes que suman 317 millones de personas. Estos números ubican a la
nación norteamericana a la cabeza de mayor número de armas per capita del mundo,
superando incluso a aquellas naciones del mundo árabe que en su campaña
antimusulmana Hollywood refleja como sociedades ultra violentas y
peligrosamente armadas.
Sociedad de masacres
Este libre acceso a las armas se ha visto reflejado en el
nacimiento de un fenómeno que denominan como “tiroteo”, pero
que en realidad resultan ser masacres, donde la constante que las impulsa es el
odio ya sea por raza, sexualidad, nacionalidad, ideología y religión,
asesinatos que en el mundo se conocen como “crímenes de odio”.
Esta cultura que tuvo su génesis en la década del 60, época
en que los afroamericanos libraban su lucha por el reconocimiento legal de sus
derechos como personas e iguales y con el transcurrir de los años ha ido
incrementando el número de ataques por año, en la medida en que crece el
discurso xenofóbico y supremacista entre la dirigencia política estadounidense,
donde Donald Trump figura como el principal promotor de este discurso.
Tras la llegada del supremacista magnate, solo en 2019 se han suscitado 256 tiroteos masivos, siendo el sábado 3 de agosto el episodio para dos masacres que dejaron un numero de 30 fallecidos y varias decenas de heridos en la ciudad de Ohio y en El Paso, Texas, donde dos jóvenes de 25 y 21 años respectivamente atacaron con armas largas a civiles desarmados, siendo el principal motivo de estos, el odio que en este último caso citado, se encontró un manifiesto donde el asesino, se vale de epítetos lanzados por Trump, contra la comunidad latina y musulmana para justificar su política de segregación y maltrato contra quienes sostiene son “invasores” provenientes de “países de mierda”.