Opinión: Las fragilidades del imperio

La Casa Blanca, Hollywood y la canalla mediática gringa ponen sordina a los informes científicos que alertan sobre los descalabros de una gran nación sumida en una gran tragedia
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Publicado: 17/10/2018 11:25 AM

El triángulo de la decadencia estadounidense tiene tres vértices fundamentales: 

- La Casa Blanca experta para fabricar enemigos donde no los hay (pentágono + CIA + Congreso)

- Hollywood y CNN para fabricar mentiras sobre los supuestos enemigos y rendir culto a la violencia

- 4.200 bases militares esparcidas en todo el globo terráqueo  listas para amenazar, invadir y masacrarlos.

El aparato militar industrial, el lobby sionista, el lobby petrolero, la maquinaria mediática y las transnacionales farmacéuticas están empeñadas en resolver por la fuerza los problemas de Venezuela pero se  les escapa de las manos el poder y los recursos necesarios para   resolver los problemas internos que los tienen de rodillas.

En lo que va del año 2018 más de 250 millones de sus habitantes han consumido drogas y el ingreso de pacientes a emergencias hospitalarias fallecidos por  sobredosis es de 72.000. Uno de cada siete personas en USA, mayores de 12 años, concurre a las consultas médicas en búsqueda de prescripción de fármacos opiáceos, caso contrario acude al mercado ilegal.  Solo el 10% de la población en situación de adicción recibe tratamiento y/o rehabilitación, la mayoría prefiere guardar silencio y es reacia a pedir ayuda para evitar el escarnio público y el estigma social.

Las empresas farmacéuticas han dado con una versión sintética de la heroína: fentanilo. Los médicos obedientes al  mandato de los laboratorios transnacionales las prescriben a granel. Las medidas gubernamentales para aplacar el auge de estos potentes opiáceos deja guindando a los consumidores regulares quienes acuden a una versión de la heroína colombiana mezclada con fentanilo, quince  veces más potente que la pastilla y a la vez  5 veces más barata.

Entre 1999 y 2018 en Estados Unidos han fallecido por sobredosis involuntaria  más de 650.000 personas, es  decir, aproximadamente diez veces más que el número de soldados que fueron abatidos en Vietnam.  No es por pura casualidad que los cultivos de amapola, los laboratorios de coca y las miles de  hectáreas de cannabis sativa  se han cuadruplicado en la vecina Colombia.  En consecuencia  la vecina  economía y sus actividades comerciales nadan sobre esa piscina de heces fecales que es la producción y contrabando de heroína y cocaína; todo ello amparado por la ley de la libre oferta y la demanda,  bajo el manto protector `de las  siete bases militares, la DEA y la Casa Blanca.

Levantar nuestras banderas para denunciar a una sociedad enferma que se autodestruye por sus excesos,  una sociedad patológicamente desviada hacia el culto a la violencia, ciega ante el abismo al cual se lanza y sorda ante la tragedia que se desarrolla en su propio patio, no es para alegrarse. Cada niño de 12 años que ingresa sin signos vitales a una sala de emergencia, cada joven que desfalca su vida en el abuso de las drogas, cada persona adulta que define su vida en estos términos nos llama a la reflexión.  La ayuda humanitaria la requieren ellos urgentemente.

En esa gran potencia militar, con un poderío extravagante e innecesario, existen más de 24 millones de consumidores de drogas y 68 millones de alcohólicos.  Las muertes en 2017 por estas causas superan a los 43.000 fallecidos por arma de fuego, 41.000 por accidentes de tránsito y 16.000 por HIV.

 En el plano de la organización social, en esta maravilla del norte que  hoy quiere invadirnos,  bien sea por vía directa de sus marines o por mampuesto a través del ejército colombiano, existen más de 280 denominaciones de iglesias cristianas protestantes, y la tragedia no consiste en la excesiva proliferación  de las mismas,  ni en la variedad de sus orientaciones religiosas y la autenticidad de su credo,  sino que cada una se auto proclama como la tenedora de la verdad absoluta y se erige en contra de las otras. Esta fragmentación del cuerpo social de un país que fue fundado por fanáticos religiosos, que fueron  perseguidos y escaparon de la inquisición anglo sajona,  explica el carácter absolutista, el ejercicio de una hegemonía imperial y la vocación  suicida de la misma. Entre todos ellos se dan la espalda y ellos entre todos le dan la espalda al mundo.  Es una sociedad enferma.

En cuanto a la pobreza su población estimada según el último censo de 2017 es de 325.719.178 habitantes,  de los cuales  más de 40 millones  viven en la pobreza, 18.5 millones viven en pobreza extrema y 5.3 millones en condiciones de pobreza infrahumana propias del tercer mundo; también ostenta el record de la más alta tasa mortalidad infantil dentro de los países desarrollados (21%).

La Casa Blanca, Hollywood y la canalla mediática gringa ponen sordina a los informes científicos que alertan sobre los descalabros de  una gran nación sumida en una gran tragedia,  y  probablemente la crisis humanitaria que barren debajo de la alfombra sea el gran esfuerzo que están haciendo para cavar su propia tumba.

*Fuentes:

- Dr. Martin Luther King, Carta de San Pablo a los Cristianos de América, 3 de junio de 1958  Pittsburgh–Pensilvania.

-Philip G. Alston, relator sobre pobreza extrema y derechos humanos de  la ONU ,  Informe 2017.

-Infobae,  publicación del 16 de agosto de 2018.


ALEJANDRO CARRILLO

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