¿Quién está detrás de eso? Sepa por qué la xenofobia hacia los venezolanos no es casual

Borges declaró en 2017 que la migración venezolana se ha convertido en un "grave problema social y una enfermedad contagiosa para muchos países
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Publicado: 23/09/2019 11:13 AM

La xenofobia en contra del pueblo de Venezuela no es algo nuevo, tampoco es al azar, solo falta recordar los discursos de hace unos años de la oposición venezolana sobre sus connacionales que hacían vida fuera de las fronteras, para entender la ola de violencia que viven quienes decidieron marcharse a otras tierras por variadas razones.

Muchos conocemos y reconocemos el prontuario policial y político del prófugo de la justicia Julio Borges, quien salto a la fama haciendo un programa televisivo llamado Justicia para Todos, a la par que conseguía financiamiento de manera fraudulenta para formar un partido: Primero Justicia. En aquel entonces se asoció con quien hoy es otro prófugo, Leopoldo López, y su archi amigo y dos veces perdedor de manera seguida de las elecciones presidenciales en Venezuela, Henrique Capriles Radonski.

Borges nunca ha escondido su aversión por el pueblo del país que lo vio nacer, al que le pedía su intención de voto para llegar al curul a la Asamblea Nacional (AN) en el 2016, la misma que él mismo ayudo a que sea el espacio estéril que es hoy.

Ese mismo Borges, en una de sus tantas visitas a Washington para rogar por el bloqueo de Venezuela, declaró a los medios en 2017, sin ningún tipo de desparpajo, que la migración venezolana se ha convertido en un "grave problema social y una enfermedad contagiosa para muchos países vecinos como: Brasil, Chile, Argentina, República Dominicana, Colombia o Panamá". Según sus palabras, la migración venezolana "solo ha llevado crimen organizado, militarismo, paramilitarismo, tráfico de drogas y terrorismo" a estos países, por lo que pidió frente a las cámaras y periodistas, que los gobiernos del hemisferio actuaran contra nuestra nación.

"Venezuela hoy es el foco de la inestabilidad y de todo lo que significa la degradación social, que puede ser una enfermedad contagiosa en toda América Latina", cerró su intervención para los medios ese abril del 2017. 

Ese mismo año fue cuando, casualmente, se registró una ola de "escarche" o de sometimiento al escarnio público a todo aquel que estuviera identificado con el gobierno o pareciera chavista en cualquier parte del mundo. Así paso con el embajador venezolano en España, Mario Isea, o el caso de una de las hijas del ahora ministro de Comunicación, Jorge Rodríguez, quien para la época era el alcalde de Caracas. La joven fue agredida en Australia, en la sede de la universidad donde estudiaba.

Recordemos también aquel penoso episodio de un ecuatoriano que fue insultado y golpeado en las calles de Madrid solo por "parecer chavista", todo porque estaba de moda  "erradicar el grave problema social y la enfermedad contagiosa para muchos países del mundo", como lo había declarado Borges.

En días reciente, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) publicó un informe sobre el número de migrantes en el mundo, detallando que alcanza 272 millones en 2019, lo que equivale a 51 millones más que en 2010, la mayoría alojados en Europa (82 millones) y América del Norte (59 millones). En el mismo informe deja ver cuáles son los países que sus pueblos se desplazan

India como primer lugar, por encima de México, China, Siria y Colombia, todos con conflictos políticos, económicos y sociales que realmente sufren una diáspora.

En dicho informe no aparece la migración venezolana como la hacen ver los medios de comunicación mundial para mal poner a la Revolución Bolivariana. Lo que sí tapan y no recuerdan esas grandes industrias comunicacionales, son las razones del maltrato sin precedentes que viven los hijos e hijas de Bolívar fuera de sus fronteras y que tiene mucho que agradecerle a su artífice político, Julio Borges.

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