Simón Rodríguez: Ejemplo de patriotismo, coraje y enseñanza
Publicado: 28/10/2020 08:14 AM
Simón
Rodríguez nació en Caracas el 28 de
octubre de 1769. Pedagogo, pensador filosófico, escritor de densas obras de
contenido histórico y sociológico, y conocedor a fondo de la sociedad
hispanoamericana. Fue maestro y mentor del Libertador Simón
Bolívar.
En 1794, presenta al Ayuntamiento
sus Reflexiones sobre los defectos que vician la escuela de primeras letras de
Caracas y el medio de lograr su reforma por un nuevo establecimiento. Se trata
de un planteamiento crítico de la enseñanza colonial. En 1795, cuando el niño
Bolívar se fuga de la casa de su tutor, es enviado a vivir en la casa de su
maestro Simón Rodríguez, bajo la tutoría de éste.
Juntos parten en marzo de 1805, a
un viaje que los lleva a Lyon y Chambery para
luego atravesar los Alpes y entrar en Italia: Milán. El 15
de agosto de ese mismo año, suben al Monte Sacro, en Roma,
y Rodríguez recoge para la posteridad el juramento que allí su discípulo hace:
"Juro delante de usted; juro por el Dios de mis padres; juro por ellos;
juro por mi honor; y juro por mi patria; que no daré descanso a mi brazo, ni
reposo a mi alma, hasta que haya roto las cadenas que nos oprimen por voluntad
del poder español".
Don Simón Rodríguez, precursor y
animador de la inquietud bolivariana, es por antonomasia el Maestro
del Libertador; antes de que éste independizara a América,
Rodríguez (su "Maestro Universal") hace su tarea: independiza a
Bolívar, lo divorcia de la realidad tradicional y lo acerca a la verdad futura;
le ayuda a conseguir la perspectiva propia de un creador, a intuir su faena y a
calcular las fuerzas de sus auxiliares y sus enemigos. Simón Rodríguez llama a
Bolívar a ser terriblemente cuerdo entre aquellos mediocres que
se autoestima depositarios del buen juicio y de la sensatez, y a
los ojos de los cuales la Independencia tenía que ser una locura singular.
Simón Rodríguez solía decir:
"No quiero parecerme a los árboles, que echan raíces en un solo lugar;
sino al viento, al agua, al sol, a todas esas cosas que marchan sin
cesar". En los años finales de su vida, Simón Rodríguez va a Guayaquil,
donde se perderá buena parte de su obra a causa de un incendio que devastó a
buena parte de la ciudad. En 1853, emprende un nuevo viaje al Perú, acompañado
por su hijo José y su amigo Camilo Gómez, quien lo
asistirá en el momento de su muerte, ocurrida en el pueblo de Amotape el
17 de julio de 1853. Setenta años después, sus restos fueron trasladados al
Panteón de los Próceres en Lima, y desde allí, al siglo justo de su
fallecimiento, fueron devueltos a Caracas, ciudad natal, donde reposan en el Panteón
Nacional.