Simón Rodríguez: El Robinson que despertó la llama libertaria de un continente

Nacido el 28 de octubre de 1769, Rodríguez dedicó su vida al estudio, llegando a convertirse junto a Andrés Bello, en ilustres pensadores de la América hispana
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Publicado: 28/02/2019 08:00 AM

El 28 de febrero de 1854, el continente latinoamericano llora la muerte de Simón Rodríguez, educador, escritor, ensayista y filósofo, hombre que fue llamarada que encendió en la mente del pequeño Simón Bolívar, el sueño de libertad, soberanía e independencia para nuestra América.

Nacido el 28 de octubre de 1769, Rodríguez dedicó su vida al estudio, llegando a convertirse junto a Andrés Bello, en ilustres pensadores de la América hispana, y en precursor del pensamiento de la nueva educación bajo el lema de “Aprender haciendo y enseñar produciendo”.

Es Simón Rodríguez el testigo del juramento que hiciera el 15 de agosto de 1805 el joven Simón Bolívar en el Monte Sacro, donde juró romper las cadenas que ataban al colonialismo y la esclavitud al continente americano.

Durante la epopeya libertaria que libró Bolívar, el estudioso Samuel Robinsón como se hizo llamar desde 1797, se mantuvo en Europa donde siguió cultivando su conciencia y abrazando la causa socialista que germinaba en el viejo continente tal y como lo narra posteriormente:

“Permanecí en Europa por más de veinte años; trabajé en un laboratorio de química industrial […]; concurrí a juntas secretas de carácter socialista […]. Estudié un poco de literatura, aprendí lenguas y regenté una escuela de primeras letras en un pueblecito de Rusia.”

Regresa a América en 1823, usando el nombre de Simón Rodríguez nuevamente y es el 1824 donde atendiendo el llamado del Libertador Simón Bolívar, establece en Colombia la primera “escuela-taller” y posteriormente es nombrado “Director de la Educación Pública, Ciencias, Artes Físicas y Matemáticas” y “Director de Minas, Agricultura y Vías Públicas” de Bolivia.

En 1826, establece una segunda escuela-taller como parte del proyecto para toda Bolivia, y luego de renunciar ese mismo año, para dedicarse el resto de su vida como educador y escritor, viviendo alternadamente entre Perú, Chile y Ecuador hasta el día de su muerte en la ciudad de Paita, Perú.

Hoy a 165 años del eterno Samuel Robinson, el pueblo enarbola su ejemplo para desde su raíz, construir un nuevo sistema de gobierno que brinde la máxima felicidad al pueblo, siempre con la consigna de “inventamos o erramos”.

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