Malaverismos: Un Opositor en la Feria del Libro de Caracas

La Feria del Libro de Caracas está para el disfrute de todos los venezolanos
Foto: Internet

Publicado: 28/07/2019 06:00 AM

Después de presenciar un debate de ideas en el Foro  de Sao Paulo en el Hotel Alba, Genaro Aristimuño Mendoza, se fue a la Feria del libro de Caracas para ir conociendo lo que estaba haciendo la dictadura.

Adentro, en el Hotel Alba, Genaro Aristimuño terminó de presenciar el debate y las propuestas que se habían hecho en torno a lo que estaba haciendo el imperialismo en América Latina, y entre el gentío que aplaudía y que antes había dado solidaridad a las ideas propuestas, Genaro, asombrado por el apoyo de la gente a la dictadura, pensó en Julio Borges:

- Y Borges en Colombia hablando paja de esta gente y por lo menos esta gente se preocupa por lo que pasa en el mundo y porque las mayorías sociales tengan un futuro mejor y más digno, mientras que nosotros solo nos estamos preocupando porque nos envíen más dólares para que se los robe Guaidó –así se dijo, pero después recapacitó.- Ya me están contagiando estos chavistas del carajo. Mejor me voy a la Plaza el Venezolano para ver qué tal es la Feria del libro esa que está allí.

Sabía Genaro que unos días antes también habían estado en Venezuela 120 países que forman parte del Movimiento de los Países no Alineados, y ante eso también se dijo:

- Estos carajos no pierden tiempo. Nosotros tampoco, porque ya Eliot Abrams dijo en una entrevista que las sanciones tendrán su efecto más temprano que tarde. Ya sancionaron los Claps y ahora sí es verdad que la dictadura se va a venir abajo.

Iba pensando en eso mientras caminaba por la Avenida México hasta llegar a la  Avenida Universidad, y al final, donde vio unos paraguas coloridos que forraban el techo de un callejón y donde había un montón de niños jugando y riendo,  se dijo:

- Bueno, aquí estos carajitos están gozando una bola. Vamos a ver qué se mira más adelante.

Por allí siguió avanzando y se encontró con una mujer que le decía a su compañero:

-  Vamos rápido que va a comenzar el acto en homenaje a La Habana y a la Casa de las Américas, y está allí un conjunto sonero de San Agustín que le roncan los motores. Apúrate.

-  ¿Y dónde es? –preguntó su acompañante.

-  Allí, en la Sala Bolívar-Chávez.

Cuando Genaro escuchó esos dos nombres juntos por poco le da una vaina. Siguió detrás de la pareja que iba riendo y abrazándose. Y se escuchaba un canto en la sala Bolívar Chávez:

- Tú me quieres dejar. Yo no quiero sufrir.

Contigo me voy mi santa, aunque me cueste morir.

La gente bailaba y gritaba con un señor de ochenta años que decía:

- Champú de viejo- Disfrútalo.

Genaro se detuvo al ver aquel acontecimiento y se preguntó:

- ¿Y esta gente se está olvidando de que están bloqueados económicamente? ¿De que estamos a punto de tumbar al dictador y que Estados Unidos lo está cazando para entregarnos el poder a nosotros? ¿Cómo es posible tanta alegría? ¿O será que los pendejos somos nosotros que le creemos cualquier pendejada al Guaidó?

Por un momento se detuvo la música y la presentadora dio comienzo al acto. Y presentó a Luis Britto García. Quien dio una charla magistral sobre la importancia del Caribe y La Habana y su revolución y su cultura y su música y sus danzas. Y cuando terminó, la gente estalló en aplausos. Genaro estuvo a punto de aplaudir pero se aguantó.

- Ni de vaina. Ya me están adoctrinando estos carajos. –se dijo.

Después habló Néstor Francia acerca de su presencia como jurado en la mención Ensayo en los premios Casa de las Américas, y terminó recordando y leyendo un poema de Roberto Fernández Retamar, quien murió hace pocos días y fue presidente de la Casa de las Américas. Y la gente volvió a aplaudir y luego el Embajador de Cuba, Rogelio Polanco, tomó la palabra y después le dieron la medalla Haydée Santamaría a Luis Britto García, dos veces premio Casa de las Américas, con sus libros Rajatabla y Abrapalabra. Y Genaro estaba a punto de aplaudir pero se alejó un poco para no caer en esa tentación y permitir que la alegría lo embargara, cuando a él en la oposición le han enseñado que todo lo que hace la revolución es malo.

Allí vio a una pava que abrazaba a un señor diciéndole que lo admiraba y que su poesía era maravillosa, y luego se enteró de que era el poeta Gustavo Pereira, y caminó un poco más allá y pasó por El Cuchitril, un local que estaba lleno de gente alegre viendo a unos músicos. Y siguió avanzando y vio unos pequeños locales que se preparaban para celebrar la ruta nocturna y se quedó parado y vio al cielo y se dijo:

-Carajo, no puede ser. Estamos bloqueados y esta gente vive en una sola fiesta. Así no los vamos a derrotar nunca.

Y cuando estaba saliendo de la feria, una muchacha le entregó un papelito donde decía: Mañana, domingo 28, presentación de libro Aló, Presidente y otras llamadas. De Asalia Venegas y Earle Herrera. Presentadores: Elena Salcedo. Libertad Velasco. Roberto Malaver. Y nuevamente se detuvo y vio hacia el cielo y se dijo:

- Y el domingo 28 es el cumpleaños del dictador. Mañana no vengo ni de vaina, porque son capaces de convencerme.


Roberto Malaver

 

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