Vox Populi =Voz dei


Foto:Prensa Minhvi

Publicado: 05/07/2018 12:44 PM

Hugo Chávez siempre tuvo presente al padre Juan Vives Suriá. En la misma línea de acción del padre Luís María Olaso, s.j., este cura catalán fue un caballo de batalla de los derechos humanos.  Ambos eran hijos espirituales del concilio Vaticano II y de la praxis revolucionaria que emana de la voz del pueblo que va de la mano de Dios. La voz del pueblo encierra en su eco el verbo de la palabra de Dios. Por más que durante siglos se ha tratado de manipular, borrar y tergiversar a las sagradas escrituras,  lo esencial de los evangelios va dirigido a liberar a los pueblos de los dictámenes farisaicos del alto clero. Los evangelios son un canto a la liberación de los pesados fardos que imponen los sectarios, mediante una moral hipócrita y fingida.

Presintiendo el Presidente que a Vives Suriá le quedaban pocos días en este plano de la realidad, lo llamó por teléfono a la casa – hogar de Los Chorros donde vivía.Sostuvieron una larga conversación.  Chávez hombre profundafé le pidió que le diera la bendición y  consejo. Vives Suriá le contesto: “Practique la humildad, oiga siempre al pueblo, siga combatiendo la pobreza y sepa escuchar sin reprochar”.

Vives Suriá fue sin duda el  sacerdote de los pobres, a ellos se consagró, y por eso le reafirmó a Hugo Chávez la certeza de su  camino político, aconsejándole que se consustanciara con la praxis de la Teología de la Liberación.

En ocasiones oí decir a Juan Vives Suria: “En cada Aló Presidente Hugo Chávez celebra la auténtica misa del pueblo”.  “Chávez ha logrado  establecer y explicar la existencia de los pecados políticos.” “Chávez reúne al pueblo para oficiar la liturgia liberadora de los pueblos latinoamericanos.” Otra de sus grandes frases cuando terminaba de oficiar misa era: “El gran engaño del Diablo en los tiempos presentes es hacernos creer que él no existe”.

A Juan Vives Suriá lo conocemos por sus frutos.  En 1950 inicia su apostolado en las misiones del Caroní, allí en El Callao celebra su primera misa y trabaja como sacerdote obrero a favor de los mineros. Posteriormente en 1.957 se integra  con el pueblo  en Quiriquire – Estado Monagas y funda “El Festival de Aguinaldos de Oriente”. En 1963 es Presidente Fundador de Cáritas Venezuela, a través de este ministerio puso en práctica los principios de la teología de la liberación. No tardó el alto clero en suspenderlo del cargo y apartarlo de la imposición de varios sacramentos. La Conferencia Episcopal Venezolana trato de silenciarlo y detener la defensa pertinaz que ejerció a favor de los perseguidos políticos de la ultraderecha gobernante en las dictaduras del cono sur. Por miles llegaron a Venezuela de Uruguay, Argentina y Chile.

Combatió y denunció la doctrina de la Seguridad Nacional y  la imposición de la doctrina antiterrorista como excusas imperial para imponer la guerra. Se debatió  contra la Deuda Eterna, hizo cine, radio, televisión, y nos dejó su mayor legado: LA CERTEZA DE QUE OTRO MUNDO ES POSIBLE.

Y allí, en la hora aciaga, cuando todo se pone estrecho, cuando la canalla acosa, la virilidad tiembla y los pusilánimes huyen,  allí estuvo Juan Vives Suriá, el sacerdote de la revolución cristina, con nosotros retomando las instalaciones del canal ocho. En un rito de resurrección a los tres (3) días del golpe 11 de abril de 2002 concelebró la liturgia del  regreso de ChávezMiraflores.

Pocos días después de aquella  conversación telefónica con Hugo Chávez, en la suave madrugada del sábado 26 de junio de 2004, en presencia de su correligionario el padre Jesús Silva y los cofundadores de Fundalatin, nuestro  entrañable sacerdote y compañero de lucha, entró otro plano de la  realidad, la  del gran misterio de  Dios.

ALEJANDRO CARRILLO

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